León dejó escapar una noche que pintaba para fiesta, iba arriba 2-0 en casa y terminó empatando 2-2 contra Mazatlán, en un partido en casa, donde no se le vio garra y que volvió a encender las críticas contra el equipo y su cuerpo técnico. 

El regreso de James Rodríguez tuvo brillo, cobró un penal con frialdad y dio la asistencia del segundo tanto, pero ni su gol ni su mejoría individual fueron suficientes para evitar que la visita remontara gracias al doblete de Anderson Duarte, que le dio aire a Mazatlán y un punto que sabe a triunfo en la recuperación visitante. 

Al final del partido la afición dejó claro su cansancio con abucheos y gritos pidiendo la salida del entrenador: el cántico de “¡Fuera Berizzo!” se escuchó con fuerza en varias zonas de la grada, una señal del hartazgo acumulado tras resultados y altibajos recientes.

En conferencia y en declaraciones posteriores, Eduardo Berizzo se mostró autocrítico y preocu pado por la racha, admitiendo que la sensación es que “nada alcanza” y que la temporada está siendo decepcionante en lo colectivo, a la vez que pidió que se mantenga la calma para poder corregir rumbo.

Del lado de los jugadores hubo mezcla de alivio y frustración: James aportó lo suyo con gol y asistencia, pero el equipo perdió claridad en el segundo tiempo y permitió la reacción rival, algo que analistas y aficionados señalaron como falta de concentración y de respuestas tácticas en los momentos clave.

La lectura para la ciudad y la afición es clara: León tiene recursos y figuras, pero en la cancha todavía no se encuentran las respuestas colectivas. 

El empate dejó un sabor amargo porque se escapó una victoria que habría calmado un poco la presión sobre el banquillo; ahora la expectativa es ver ajustes inmediatos para que el equipo vuelva a sumar de tres y la grada recupere la confianza.